lunes, 28 de febrero de 2011

EL PAPEL DEL TRABAJO EN LA TRANSFORMACIÓN DEL MONO EN HOMBRE

El trabajo es la fuente de toda riqueza. La naturaleza es la proveedora de los materiales que el hombre convierte en riqueza. El trabajo es la condición básica y fundamental de toda la vida humana.
Los monos antropomorfos se fueron acostumbrando a prescindir de las manos para caminar y empezaron a adoptar más una posición erecta. Fue el paso decisivo para el tránsito del mono al hombre. Las funciones, para las que nuestros antepasados fueron adaptando poco a poco sus manos durante los muchos miles de años que dura el período de transición del mono al hombre, sólo pudieron ser, en un principio, funciones sumamente sencillas.


La mano podía adquirir cada vez más destreza y habilidad; y esta mayor flexibilidad adquirida se transmitía por herencia y se acrecía de generación en generación.
La mano no sólo es el órgano de trabajo; es también producto de él.
El perfeccionamiento gradual de la mano del hombre y la adaptación concomitante de los pies indudablemente, sobre otras partes del organismo.
No es posible buscar el origen del hombre, el más social de los animales, en unos antepasados inmediatos que no viviesen congregados.
Los hombres en formación llegaron a un punto en que tuvieron necesidad de decirse algo los unos a los otros. La necesidad creó el órgano: la laringe poco desarrollada del mono se fue transformando, lenta pero firmemente, mediante modulaciones que producían a su vez modulaciones más perfectas.
Primero el trabajo, luego y con él la palabra articulada, fueron los dos estímulos principales bajo cuya influencia el cerebro del mono se fue transformando gradualmente en cerebro humano. Y a medida que se desarrollaba el cerebro, desarrollaban también sus instrumentos más inmediatos: los órganos de los sentidos.
El sentido del tacto, se ha ido desarrollando únicamente con el desarrollo de la propia mano del hombre, a través del trabajo.
El desarrollo del cerebro y de los sentidos a su servicio, la creciente claridad de conciencia, la capacidad de abstracción y de discernimiento cada vez mayores, reaccionaron a su vez sobre el trabajo y la palabra, estimulando más y más su desarrollo.


La sociedad surge por el trabajo.
La exploración rapaz contribuyó en alto grado a la humanización de nuestros antepasados, pues amplió el número de plantas y las partes de éstas utilizadas en la alimentación por aquella raza de monos que superaba con ventaja a todas las demás en inteligencia y en capacidad de adaptación.
El trabajo comienza con la elaboración de instrumentos.
El consumo de carne en la alimentación significó dos nuevos avances de la importancia decisiva: el uso del fuego y la domesticación de animales.
Los hombres se acostumbraron a explicar sus actos por sus pensamientos, en lugar de buscar esta explicación en sus necesidades. Así fue como, con el transcurso del tiempo, surgió esa concepción idealista del mundo que ha dominado el cerebro de los hombres: idea sobre el origen del hombre.
Lo único que pueden hacer los animales es utilizar la naturaleza exterior y modificarla por el mero hecho de su presencia en ella. El hombre, en cambio, modifica la naturaleza y la obliga así a servirle, la domina. Ésta es la diferencia esencial que existe entre el hombre y los demás animales que viene a ser efecto del trabajo.
Pertenecemos a la naturaleza, y todo nuestro dominio sobre ella consiste y somos capaces de conocer sus leyes y de aplicarlas adecuadamente, nos hallamos en condiciones de prever y de controlar las remotas consecuencias naturales de nuestros actos en la producción.



Si han sido precisos miles de años para que el hombre aprendiera a prever las remotas consecuencias naturales de sus actos dirigidos a la producción, mucho más le costó aprender a calcular las remotas consecuencias sociales de esos mismos actos.
Confrontando y analizando los materiales proporcionados por la historia, vamos aprendiendo poco a poco a conocer las consecuencias sociales indirectas y más remotas de nuestros actos en la producción, lo que nos permite extender también a estas consecuencias nuestro dominio y nuestro control. Sin embargo, para llevar a cabo este control se requiere una revolución que transforme por completo el modo de producción existente hasta hoy día y, con él, el orden social vigente.
Todas las formas más elevadas de producción que vinieron después condujeron a la división de la población en clases diferentes.
Con el actual modo de producción, y por lo que respecta tanto a las consecuencias naturales como a las consecuencias sociales de los actos realizados por los hombres, lo que interesa preferentemente son sólo los primeros resultados.



“EL TRABAJO HA CREADO AL PROPIO HOMBRE”.
CONCLUSIONES

El texto se relaciona con la antropología ya el texto presentado comprende un estudio del hombre con enfoque hacia el trabajo, como éste lo ha trasformado desde su aparición.
También se relaciona con la antropología ya que ésta también estudia al hombre como integrante de la sociedad (antropología cultural) y en el texto vemos como estudia al hombre cuando se empieza a relacionar con los demás hombres cuando andan es las manadas y todo eso.
Se relaciona con la antropología ya que ésta estudia al hombre como miembro del reino animal (antropología física) y en el texto nos presenta los rasgos animales del hombre y como éstos se fueron modificando hasta llegar a lo que hoy somos.
Además se relaciona ya que el trabajo es una manifestación cultural del hombre, ya que cultura se refiere a conductas aprendidas y el trabajo como pudimos ver en el texto se fue aprendiendo y además es algo que caracteriza al hombre.

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